Uno de cada cuatro adultos mayores de 40 años y un tercio de los niños con sobrepeso en Alemania padece la enfermedad del hígado graso. Por lo general, el origen de esta afección está en la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), causada por un exceso de grasa corporal, hábitos alimentarios poco saludables y un estilo de vida sedentario, y puede progresar a inflamación hepática, cirrosis o incluso cáncer si no se trata.
La Sociedad Alemana de Ecografía en Medicina (DEGUM) incide en que los exámenes ecográficos pueden detectar la esteatosis hepática mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas. La elastografía, una técnica ecográfica avanzada, también permite cuantificar el alcance del daño hepático. La ecografía con contraste (CEUS, por sus siglas en inglés) ha demostrado ser especialmente eficaz en el diagnóstico del cáncer de hígado y ha logrado detectar con mayor fiabilidad el cáncer en más del 90 % de los casos en pacientes con cirrosis en un estudio realizado por la DEGUM.
La detección temprana es fundamental
Por lo tanto, los exámenes ecográficos son vitales para el diagnóstico y el seguimiento de las enfermedades hepáticas. El daño hepático no suele causar dolor, y los depósitos de grasa a menudo pasan desapercibidos durante años. Los síntomas como la fatiga rara vez se asocian al hígado, por lo que es de suma importancia identificar a los grupos de riesgo en una etapa temprana.
Las causas del hígado graso son diversas. Además de la inflamación causada por los virus de la hepatitis o por el consumo excesivo de alcohol, la EHGNA es un diagnóstico común que a menudo obedece a malos hábitos alimentarios y a la falta de actividad física prolongados en el tiempo. En concreto, la obesidad, un nivel de azúcar en la sangre persistentemente alto, un nivel elevado de lípidos en la sangre y la hipertensión se consideran factores de riesgo. Los alimentos ricos en grasas y azúcares también pueden propiciar el desarrollo del hígado graso. A la vista de estos factores de riesgo, se recomienda la realización de un examen ecográfico con el fin de detectar una posible esteatosis hepática (también en el caso de los niños con sobrepeso).
Si no se aplica un tratamiento, el hígado graso puede derivar en inflamación y dar lugar, con el tiempo, a la cicatrización del tejido hepático. En los estadios avanzados, la función hepática disminuye. La cicatrización o fibrosis progresiva, que puede causar una cirrosis, se observa en alrededor del 5 % al 10 % de los individuos con EHGNA. En la actualidad, no se dispone de medicamentos específicos para el tratamiento de la EHGNA, por lo que DEGUM afirma que el diagnóstico y la evaluación de la progresión tienen como finalidad específica detectar a tiempo las complicaciones.
Más posibilidades gracias a la ecografía
Las aplicaciones de la ecografía son diversas: además de revelar el grado de daño hepático a través de la elastografía, que mide la rigidez y, por lo tanto, el nivel de cicatrización, los exámenes ecográficos periódicos pueden hacer posible la detección temprana del cáncer de hígado en los casos de fibrosis avanzada.
La ecografía con contraste desempeña un papel crucial a la hora de detectar lesiones sospechosas de una manera precisa. En general, la ecografía es de gran importancia para el diagnóstico y el seguimiento de la progresión de las enfermedades del hígado graso, lo que a menudo permite evitar métodos invasivos como las biopsias.
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